lunes, 2 de marzo de 2009

...Ahí estaba

...Ahí estaba, tomando el sol del otoño en la mañana del 1º domingo de octubre...se llamaba Eulalio Barroso, pero todos le llamaban Carrete....

...ahí estaba, como un anciano que se calienta la espalda para empezar a caminar...como si el sol le diese la energía suficiente, como si cargase pilas para afrontar el día que le quedaba por delante...

...allí sentado en la silla se acordó de los días en la sierra...de la falta de comida...de las mañanas de niebla en la frontera con Portugal...del invierno que pasaron en el Jerte...de los días de exilio en Francia...de los que no estaban...

...se acordó de las huidas...de los caminos y las sendas...de la espera en las emboscadas....se acordó del sonido de las balas y del calor de los cañones de sus armas......

...se acordó de los que faltaban...y sin darse cuenta, lloró con lágrimas mudas y secas, de esas que caen por dentro e inundan el alma...de esas que nos llenan el cuerpo de penas...de esas que no se ven...

Jesús Alonso Cañamares

miércoles, 11 de febrero de 2009

Un saludo de Argelio Rabadan

Estimados amigos de la Gavilla Verde. Repasando el correo días atrás hice mía, vuestra misiva en la cual habláis de la perdida del entrañable compañero Eulalio Barroso. Pues aunque su nombre no me es conocido, por su cara me acuerdo haberlo visto en alguna celebración del día del guerrillero en Santa Cruz de Moya. Estimados amigos, poco a poco nos vamos quedando sin esencia en los viejos recipientes de la gran cosecha. Unos que cayeron en el camino antes de poder llegar a la gran explanada de nuestra democracia y los que llegamos o llegaron, poco a poco nos van dejando. Pero ahí estamos nosotros para empujar con el hombro, en la medida que nos sea posible y hacer avanzar el carro.

¡ Un saludo Guerrillero !

Vuestro amigo; Argelio Rabadan

lunes, 9 de febrero de 2009

Querido Eulalio....


Querido Eulalio,

Hace unos días que nos has abandonado.

Estaba en la sede con Vicente. Sonó el teléfono y tras oír a Conchi, se nos contrajo el pecho. No era esperada tu muerte y nos queda el consuelo que los últimos años vividos han sido una verdadera aventura y hemos podido conocer muchas cosas juntos. Tu vida, a pesar de la dureza de sus principios, se ha despedido de manera dulce. ¡Pero han quedado tantas cosas en el tintero!

Quería decirte que representabas muchas cosas, tras el mito, está la persona y ésta ha sido de talla mayor. Conocido en el Barrio de San Marcelino, por eso acudieron tantos vecinos y de Santa Cruz de Moya donde tenías casa y familia, nadie puede decir en tu contra una sola palabra. También vinieron Juanbe y la familia de «Ino», desde Madrid.

Siempre he intentado explicar la especial relación que estableciste con La Gavilla Verde y con todos los que te conocimos. Fina, tu hija, que ha sido un sol en tu vida, es una amiga desde la adolescencia, pero no tenía recuerdo de tu persona hasta que decidimos iniciar nuestro trabajo por la memoria. Fue durante las primeras y las segundas jornadas, pues no te perdiste ninguna de las charlas y eso me llamó la atención. No levantaste la mano para intervenir, no asumiste ningún protagonismo. A los meses nos fuimos al Jerte y fue allí donde conocimos tu pasado. Fueron ellos los que nos desvelaron, que el padre de Fina, Eulalio Barroso Escudero, había sido en su temprana juventud un guerrillero extremeño en la Sierra de Gredos, bajo el alías de Carrete.

Barroso no es un apellido de Santa Cruz de Moya. Fue Teo el que dijo: el padre de Fina. Y nadie sabíamos nada. Habías estado con nosotros en las dos primeras ediciones de nuestras jornadas, pero habías callado tu pasado. Buenas razones tenías para ello, pero la principal, era tu modestia. Cuando pude verte, me dijiste, mi vida no ha sido importante, lo importante es lo que estáis haciendo y nos solicitaste el ingreso y no te has perdido una sola asamblea ni reunión y, en todas, has intervenido para dar tu parecer y desde que estamos en el ayuntamiento te has interesado por nuestra labor.

Quien ha querido ver en ti a un viejecito indefenso, preso de los calores del reconocimiento, se equivoca. No hemos dejado de atender tus observaciones, has sido parte integrante de nuestro hacer y se han tomado decisiones al abrigo de tus consejos, fuiste determinante en los peores momentos y junto con otros exguerrilleros, nos animaste a combatir el sectarismo y el autoritarismo, así presentamos batalla a todos los que quisieron que el acto de homenaje de Santa Cruz de Moya perdiera su espíritu originario.

Cuánto hablamos en aquellos años en los que llegaron a expulsarte de alguna reunión y a mal llamarte por tu férrea defensa de La Gavilla Verde , pues tú eras nosotros y nuestro mejor argumento.

A partir de tu descubrimiento empezaron a llamarnos los amigos de otros puntos para invitarte a que participaras en encuentros y jornadas: Los amigos del Jerte, de Talavera, de Puçol, de La Pesquera, de Roturas, de Madrid, de Barcelona, de Cuenca, de Valencia… todos están entristecidos con tu nada esperada muerte, los que no pudieron asistir llamaron o nos escribieron. Matías y Galileo hicieron las notas de prensa y El Levante, la prensa de Extremadura y hasta "El Mundo" han recogido la mala noticia. En Internet se han publicado reconocimientos y el compromiso de mantener tu nombre en la memoria. El Presidente de la Diputación de Cuenca hizo llegar un telegrama y estuvo en el sepelio José Camarasa y un buen número de socialistas valencianos.

No faltaron tampoco los amigos de Esquerra Unida y una representación libertaria pues aun siendo afiliado del partido socialista nunca olvidaste tus raíces y, en todos los actos, cuando te despedías, unías tus manos y hacías el saludo libertario.

Cuando pensamos que no te veremos subir la cuesta de la calle Real , se nos humedecen los ojos, nadie luchó con tanto ahínco por lo que significa nuestra asociación y por el tiempo y el trabajo invertido en devolveros lo que la historia oficial os ha querido negar: que fuisteis los hombres y mujeres más valientes que dio España y que por unos años con pobres medios y pobres armas no dejasteis que la dictadura se sintiera tranquila.

Pero al Eulalio que más echaremos en falta siempre será el padre de Fina, al vecino de Santa Cruz de Moya , al amigo que se sentaba con nosotros y se inquietaba por las cosas que pasaban a nuestro alrededor, el más inmediato y el más lejano, siempre volcado en denunciar a los que llevaron a varias generaciones a la pobreza cultural.

Saliste de San Miguel de los Reyes y te quedaste a vivir en Valencia obligado a firmar cada pocos días en comisaría. Encontraste trabajo y te casaste con una santacrucera, quién iba a saber que sería en Santa Cruz de Moya donde se levantaría el monumento al guerrillero y donde se desarrollaría el trabajo de mayor envergadura realizado en nuestro pais para recuperar la memoria de las personas que, como tú, perseveraron en todos sus actos en la búsqueda de la justicia y de la igualdad social. Solo podemos decirte que seguiremos adelante con el mismo desparpajo, con la misma ilusión que nos convence cada día de seguir el camino natural, el camino que nos hace más libres, gracias, muchas gracias, por los años que nos has brindado, por habernos servido de guía y esperamos que tu ausencia no embargue el feliz recuerdo de los días vividos en gavilla de amigos.

Siempre a vuestro lado,

Sierra y Libertad

Texto: Pedro Peinado Gil. Presidente de La Gavilla Verde .

Fotografía: José María Azkarraga.

Huellas de la Memoria - Muerte de un guerrillero

La muerte de Eulalio Barroso “Carrete”, un entrañable hombre de bien y en sus años mozos un valiente guerrillero, pilló de sorpresa a quienes le conocimos y apreciamos. “Carrete” contaba con 82 jóvenes años al fallecer hace poco menos de un mes, en su domicilio de Valencia. Su entrega a la causa del reconocimiento legal de la guerrilla antifranquista desde la asociación La Gavilla Verde, su tenacidad militante para rescatar el orgullo de aquellos soldados irregulares de la República que fueron los maquis contra Franco, nos hacía pensar que estaría siempre ahí, en su lugar, para dar testimonio, para avergonzar a quienes intentaron y todavía lo hacen, olvidar la existencia y la lucha de estos maquis o, condenarla a formar parte de la crónica negra del bandolerismo. “Carrete” era hombre de pocas palabras que se convertía en todo un “orador” cuando disponía de una tribuna para evocar sus experiencias. De aspecto serio y taciturno era, sin embargo, próximo, sencillo y cálido. Le he oído contar su historia, varias veces, en lugares distintos y de formas diferentes; en un par de ocasiones, al menos, hemos compartido mesa-redonda y siempre le he visto recordar su pasado con la misma convicción y afán de colaboración.

Eulalio Barroso “Carrete” nació en Bohonal de Ibor (Cáceres) en 1927 y era el cuarto de cinco hermanos en una familia acosada por la represión franquista. Tanto que los cinco hermanos para sobrevivir a ella tuvieron que “echarse al monte” (hacerse guerrillero) combatiendo en la Agrupación Guerrillera de Extremadura, sector Centro. El primero en hacerlo fue su hermano mayor Avelino conocido como “Recaredo” que fue comisario político de la llamada 12 División; luego le siguieron su hermana Daniela conocida como “Madroña” y sus otros hermanos Alejandro “Mejicano” y Emilio “Atila” que se integraron en las partidas o grupos de “Quincoces” y “Chaquetalarga”, conocidos jefes guerrilleros de Extremadura. Eulalio los mismo que dos de sus hermanos eran unos adolescentes sin preparación alguna para el tipo de lucha y vida que iban a emprender, pero conscientes de que no podrían vivir nunca en paz, sintiéndose como se sentían, solidarios con las ideas de libertad y justicia social que recibieron como legado político de sus mayores.

Las agrupaciones guerrilleras desaparecieron casi por completo en 1952 y “Carrete” terminó siendo apresado y juzgado sin posibilidad alguna de defenderse de las injustas acusaciones de bandolerismo. Así es como fue condenado a varios años de cárcel. Tras cumplir su condena en San Miguel de los Reyes, Eulalio, que nunca dejó de sentirse orgulloso de ser: “Carrete”, rehizo su vida y se quedó en Valencia. Los guerrilleros fueron jóvenes de generaciones sacudidas por la guerra, que pretendieron vivir y trabajar en una sociedad más justa; por ello entendían, mejor que nadie, que ese combate no ha terminado todavía. Durante toda su vida un militante que no escatimó esfuerzo alguno para acudir a cuantos actos y homenajes se realizaban allí donde la memoria y la dignidad de la guerrilla fueron defendidas.

José Antonio Vidal Castaño

franquismeimemoria@gmail.com

sábado, 7 de febrero de 2009

En un día de camino

En un día de camino

Salvador F. Cava

Eulalio Barroso Escudero “Carrete”, fue un hombre extraordinario. Lo común hubiese sido pasar hambre y miserias en el tiempo de las miserias y del hambre. En aquel que sobrevino tras la Guerra Civil con secuelas de ausencias, represión y miedo por todos los rincones.

Ante tanta soledad compartida con el día a día de la subsistencia, sobrevivir entre la pequeñez de las estaciones de la tierra, las lluvias, el ganado y la casa pobre era uno de tantos hábitos propios de la mansedumbre del poder. Podía así haber transcurrido la vida de Eulalio, como las de sus otros hermanos Emilio, Avelino, Daniela y Alejandro en Bohonal de Ibor (Cáceres). Y sin embargo, el día que el destino real llamó a su puerta en forma de ayuda a los guerrilleros de Extremadura, allí estuvo su casa abierta, y con ello toda una decisión de porvenir utópica y trágica. No caerían en manos del terror franquista en un primer momento. Lucharían como uno más desde el monte contra su dominio. Esperarían la ayuda internacional tras el fin de la II Guerra Mundial. Pero la fortuna e ilusiones serían un túmulo de pérdidas. Y detenciones, fusilamientos, cárceles.

Conocí a Eulalio ya mayor. Estábamos ya en la carretera de la recuperación de la memoria de los guerrilleros españoles. Santa Cruz de Moya, a donde tanto le unía, era el referente anual en un inicio, pero casi semanal en tiempos recientes, pues los actos se fueron multiplicando como onda expansiva de flores rojas. En Buñol al tiempo de inaugurar un nuevo monumento al maquis, en La Pesquera, en Paterna, en Chirivella, en Barcelona, en Azuara, en Madrid, en el Jerte, en Motilla del Palancar. La carretera, de kilómetros y radares, nos reunió muchas veces. De todos los viajes guardo un gratísimo recuerdo por su compañía: con “Angelillo”, “Matías”, “Andrés”, “Chaval”. Cuando se le reclamaba su asistencia, siempre decía que sí. Un sí de lucha y de fe no solo por la dignificación de la memoria del pasado, sino con el fervor convencido por el futuro que hermanase voluntades libres. Su latir libertario bullía con fuerza, y a pesar de su cuerpo menudo y frágil, o precisamente por ello, su voz resplandecía, cadenciosa y clara, recordándonos su origen, algunos episodios de su lucha, el nombre de sus compañeros del monte, y una canción: su himno de guerrillero. Hasta el último día, en mi memoria, Eulalio Barroso será una canción. Una canción que rasga el silencio y se dobla y endereza para atravesar barrancos y escalar riscos. Una canción de vida como una bandera: como él la quería.

Con todo, lo que siempre tendré presente será su fuerza, su convicción. Esa entrega absoluta a la lucha por la recuperación de la dignidad usurpada por los golpistas de la Guerra Civil y mantenida a sangre y fuego por tantísimos serviles durante tantas décadas de cautiverio político. Hasta el último día, hasta el último aliento. Y por eso, cuando nos dejó, cuando el numeroso grupo de amigos le acompañó en su nuevo viaje, presentí que no se iba del todo. Que allí estaba su vieja fe y su orgullo, y que tan solo los montes, aquellos tormagales de su juventud, podrían sentirse un poco más solos, porque ahora su canción habitaba las calles, iba tarareándose entre las voces y los corazones de la gente joven que, tras el adiós y “salud”, arrancaba los coches, pues algo de Eulalio, también viajaba en sus asientos.

jueves, 5 de febrero de 2009

Libro de visitas en LQS



lorentxgranotache

Querido y estimado carrete soy un joven de 37 años q por vez primera fui el año pasado a la conmemoracion en vuestro honor, es una cosa q debemos de seguir haciendo sobre todo porq los jovenes somos los q tenemos q tirar del carro en estos momentos de capitalismo voraz y en el cual la derecha intenta sacar tajada como la serpiente
que se amaga tras una piedra y lanza su ataque por la espalda por todo ello la gente trabajadora tenemos que unirnos cada vez mas es la unica forma de combatir a la derecha vil rastrera y capitalista,compañero CARRETE si me lo permites y con todo el respeto si existe cielo tu como pasionaria, durruti, Lorca y tantos otros injustamentes asesinados no por sus ideas o por ser gente del pueblo sino por poder desarrolar la inteligencia y combatir con el poder de la palabra y el pensamiento, sigamos luchando porq si nos dormimos todo lo conseguido puede quedarse en nada. COMO DECIA EL CHE, PREFIERO MORIR EN PIE QUE VIVIR DE RODILLAS.

Pais de Procedencia: ESPAÑA
Ciudad: VALENCIA

bonifacio

Cada muerte de un guerrillero es un compromiso más que asumimos quienes, por edad nos incorporamos más tarde a la lucha. Representan lo mejor de este país y es nuestra responsabilidad la defensa de sus valores y de su compromiso.

Pais de Procedencia: España
Ciudad: Robledo de Chavela

Fuenteovejuna

Va por tí, Carrete:
"Noy soy de un pueblo de bueyes
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
...
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba"
Miguel Hernández

Pais de Procedencia: Argentina
Donde nos encontraste: donde se comparten las ideas

miércoles, 4 de febrero de 2009

«Carrete» en "El Mundo"



Uno de los últimos supervivientes del maquis

ISABEL MUNERA

ELMUNDO.ES

Ha muerto sin ver cumplido su sueño: que el Gobierno reconociera como la última expresión del Ejército republicano a los hombres y mujeres que lucharon contra el régimen franquista desde la clandestinidad. Eulalio Barroso, alias Carrete, creía que la Ley de la Memoria Histórica era insuficiente y no se cansaba de recordar que era necesario rehabilitar la memoria de los guerrilleros, suprimiendo de los expedientes policiales cualquier referencia a ellos como bandoleros y bandidos.

Nacido en la localidad cacereña de Bohonal de Ibor en 1927, Carrete era apenas un chaval cuando se incorporó a la guerrilla. Su vida a partir de entonces no fue fácil y sobrevivió gracias a la ayuda que proporcionaban a los guerrilleros los habitantes de los pueblos cercanos.

Pese a sus profundas convicciones ideológicas, no se cansaba de repetir que se echó al monte para escapar de una muerte segura.«Un día, cuando tenía 16 años, la Guardia Civil me puso un fusil en el pecho para que desvelara el escondite de tres de mis hermanos [que estaban en el maquis]. El cabo amenazó con matarme y le dije: '¡Si tiene que hacerlo, hágalo!'», pero aprovechando un descuido de sus captores consiguió huir.

Corrió con todas sus fuerzas, sin mirar atrás, hacia la base donde creía que se encontraban sus hermanos, pero su maquis había desmantelado su campamento para evitar ser detenidos. «Me pasé el día andando, desesperado, y al anochecer oí una voz. ¡Eran ellos!», relataba. Y así comenzó su andadura entre los que se convirtieron en su nueva familia. Durante cuatro años recorrió junto a sus compañeros guerrilleros las sierras de Cáceres y Toledo, alimentándose de lo que les daba la población, que no los considera bandoleros sino los últimos supervivientes de un régimen derrocado, que luchaban por devolver a España la libertad perdida.

En el maquis dejó de ser Barroso para convertirse en Carrete y aprendió a leer y escribir. Integrante de la Agrupación Guerrillera de Extremadura, estuvo al mando de Jesús Gómez Recio, Quincoces, y de Joaquín Ventas Cinta, Chaquetalarga.

Pese a las penalidades que sufrió en la clandestinidad, nunca se arrepintió de su decisión de echarse al monte, pero le dolía la falta de reconocimiento del Estado español. «Los maquis que luchamos por la República aún somos unos parias», comentaba indignado.

Los tiroteos con la Guardia Civil eran continuos, pero los guerrilleros estaban casi siempre en inferioridad de condiciones. El 31 de diciembre de 1945, la fortuna le abandonó y fue detenido y enviado a prisión. Condenado a muerte, su pena fue finalmente conmutada por 30 años de cárcel, de los que cumplió 14.

Para él como para tantos ex guerrilleros, la Ley de Memoria Histórica se ha quedado muy corta. En los últimos años, Barroso dedicó gran parte de su tiempo a reivindicar el reconocimiento de unos hombres y mujeres que lucharon por acabar con un régimen que robó a España su libertad.

Eulalio Barroso, guerrillero antifranquista, nació en 1927 en Bohonal de Ibor (Cáceres) y murió el 29 de enero de 2009 en Valencia.